Antes que la Salaera, existió…

La Casa de la Loma

Y antes de que yo saltara al vacío para vivir este proyecto que me apasiona, hacía otras cosas: impuestos, contabilidades y seguros, hasta que hace unos cuantos añitos ya, inicié la restauración de esta casa de herencia familiar.

Siempre digo que no es la casa más bonita del mundo, pero está llena de magia y de alma. Tal vez fueron sus orígenes, o la historia de su dueña, una mujer viuda y joven, qué junto a su hijo, a principios del siglo XX la llenaron de vida y de historias, que construyó una preciosa ermita y una escuela y albergo entre sus paredes secretos y victorias.

Durante años fui devolviendo el esplendor a sus suelos hidráulicos, conservando sus gruesos muros y renovando materiales gastados.

El huerto de la casa volvió a lucir verde y la antigua higuera sigue adornándolo inmensa.

Se llenó de gente como nunca había estado

Bodas, cenas, cursos, catas de vino y encuentros y cada vez que ocurre, siento que la casa rinde tributo a esa mujer valiente que la vivió.

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